Discurso del Licenciado
Rafael Antonio Velázquez, con motivo de cumplir 232 años de la fundación de
Tumeremo, Estado Bolívar.-26 de Enero del 2020.-
Tumeremo, tierra del oro y
del balatá, y de las aventuras inverosímiles. Por aquellos montes y sabanas no
había familia de donde no hubiera salido, desde generaciones anteriores, unos
cuantos varones que se marcharon desasosegados por la atracción de las riquezas
auríferas del Alto Cuyuni, El Botanamo de Beria o la Introducción, así como
muchas otras minas que para la época eran el epicentro aurífero de la cuenca
del Yuruari y el Cuyuní.
Es el Tumeremo, que con su
atracción mágica, de aquella misteriosa selva no penetrada, cuya leyenda dice: “que
por encima de las fuentes del Orinoco establecían conexión con las remotas
tierras dominadas por los Incas”.
Hombres y mujeres trajinaron
por abruptos caminos en busca de una mejor vida, hombres curtidos que se
imbuían en las extrañas de la madre
tierra en busca de un filón de oro, volviendo entre sí el nervio remoto de los
conquistadores, y otros que se perdieron sin dejar rastros por las picas o
fallecieron a consecuencia del paludismo o del beriberi.
Tumeremo, que como imán, se
convirtió en la tierra de promisión, de acción y ensueños, justamente para la
hora decisiva en la que se envuelve el Tumeremense,
producto de ese ímpetu que lo
caracteriza como persona, amable, alegre, bonachón, y por supuesto sus
pobladores personifican la genuina grafía de la hospitalidad y la amabilidad.
Tumeremo, es el pueblo donde
surgieron una ingente marea de hombres de gran pujanza para el trabajo,
fundadores de empresas mineras y balateras; por consiguientes exitosos
comerciantes y motrices de hatos, e
impulsadores de honorables familias, y ganaderos enteros y austeros que habrían
hechos caminos para sus vacadas, y otros que enviaron a sus hijos a conocer la
ruta de los mares y la novedad de los puertos extranjeros.
Expedición
de los misioneros catalanes al rio Cuyuni
Las tierras de la Guayana
Esequiba fueron descubierta por los españoles, capitaneados por Don Juan de
Esquivel, como prueba la existencia en el dintel de la entrada del castillo del
Esequibo, llamado por los holandeses Kijkoveral, de la enseña sagrada de la
“cruz tallada en piedra”, el cual constituye un
documento irrefutable de su origen hispano, (según lo cita el Padre Félix de
Vengamian en su libro” El Esequibo” en la pagina 248)
Los españoles, a fines del
siglo XVI y principios del XVII ocuparon las riberas del rio Esequibo, donde
fundaron aglomeraciones, hecho que fue comprobado por De Lait en 1591, y los
mismos fueron abandonados a mediados del siglo XVII por los españoles.
Los holandeses, por aquel
entonces súbditos de la Corona de Castilla, se infiltraron en la región y
fueron sustituyendo a los primitivos ocupantes ibéricos. Posteriormente se
amotinaron logrando que su independencia fuera reconocida por el Tratado de
Munster de 1648.Acuerdo que reconocía tanto
a España como a los Países Bajos. Los holandeses ya habían ocupado
proporcionalmente la isla de Kijkoveral. (Según
relata el escritor José Sucre Reyes en su libro “La Guayana Esequiba” pag.21)
La expansión holandesa se
manifestó más adelante con la creación de una nueva ranchería llamada Cartago,
situada en tierra firme frente a la isla Kijkoveral, en la desembocadura del Cuyuní,
y del Mazaruni. En 1703 se instaló en tierra adentro, y en la ribera del
Cuyuní, (exactamente en las confluencias de los ríos Yuruan y Cuyuní, lo que
más adelante se conoció como El Dorado, allí crearon otro puesto de vigilancia).-(Fuente: “La Guayana Esequiba, de José Sucre Reyes,….p23).-
Miguel Marmión, Gobernador
de la Provincia de Guayana, impaciente por el vertiginoso avance de los
holandeses en la zona del Esequibo, designó una expedición para explorar el rio
Cuyuni, conformada por los frailes catalanes Mariano de Perafita, Buenaventura
de Carrocera, Fray Tomás de Santa Eugenia y el capitán Miguel Castellano.-(Fuente: Archivo General de Indias).-
La Misión del Caroní fue el
punto de partida de la expedición encargada de explorar el rio Cuyuni (agosto de
1787).
A finales de diciembre de
ese mismo año la expedición llega a la Misión de Nuestra Señora del Rosario de
Guasipati, donde fueron recibidos por el Fray Benito de la Garriga, fundador de
ese poblado.
La comisión exploradora
continúa navegando por el rio Yuruari, hasta desembocar en el Cuyuni, y
visualizan el rio curumo, hasta llegar a una extensa sabana, donde resuelven
instalarse, y posteriormente el día 26 de enero de 1788, deciden fundar el hato o pueblo nuevo, “Nuestra
Señora de Belén de Tumeremo”. (Fuente:
Archivo General de Indias).
Informe fundacional de Tumeremo
Una vez concluida la
fundación de Tumeremo, Fray Mariano de Perafita, procedió a entregar a Miguel
Marmión Gobernador de la Provincia de Guayana, él Informe-fundacional del Hato
o pueblo nuevo llamado Nuestra Señora de Belén de Tumeremo. Este informe señala
lo siguiente: “a diez leguas en línea
recta, se funda el hato o pueblo nuevo llamado Nuestra Señora de Belén de
Tumeremo, tomando como punto de partida la boca del rio curumo, se trata de una
extensa sabana, bordeada de monte alto, qué al poniente se ubica el rio Pariche
y el rio Guarán, donde conviven familias indígenas de la etnia Waica”, fin de la cita, (Fuente: Archivo
General de Indias).-
Es El 26 de enero del año de
1788, cuando su institutor, Fray Mariano de Perafita, decide definitivamente proyectar el asiento del naciente hato o
pueblo nuevo de Nuestra Señora de Belén de Tumeremo.
A pesar de la oposición de
Miguel Marmión Gobernador de la Provincia de Guayana, los misioneros catalanes
consideraron incontables razones para llevar a efecto la referida fundación.
Ellos consideraban que era una necesidad
frenar el avance de los holandeses, quienes se habían adjudicado la región del
Esequibo e inclusive había avanzado hacia
el Cuyuni.
Para el año de 1769, los
holandeses se retiran de la zona del
Cuyuni, de esta forma abandonan el puesto y lo trasladan hacia la desembocadura del referido rio.
Con la desaparición del
refugio del Cuyuni ultimo y único vestigio holandés quedo eliminado el puesto
ubicado en la margen oeste del Esequibo (Fuente La Guayana Esequiba de José Sucre Reyes…p 27).-
A pesar de todas las
contradicciones y vetos del Gobernador Marmión, Fray Mariano de Perafita,
procedió a fundar el hato y posteriormente materializar la existencia de un
poblado llamándolo Hato “Nuestra Señora de Belén de Tumeremo.”
Al final de tantos
inconvenientes la Capitanía General de Venezuela, cuyo titular era el Capitán
General Juan Guielms (1786-1792), quien luego de haber estudiado con
detenimiento la solicitud, y en abril de 1789, decidió la conveniencia de
decretar oficialmente al pueblo de Tumeremo.
(Fuente Archivo General de Indicias…p5 y 6).-
Hoy, Tumeremo, está de
cumpleaños, arriba a 232 años, de haber sido fundado por el Reverendo Fray
Mariano de Perafita, fecha histórica e inolvidable. De igual manera podemos
señalar que en el acta fundacional, no indica que Tumeremo, signifique “Culebra
Pintada”, queda entonces por determinar el sitio exacto donde fue fundado el
pueblo de Tumeremo. (Fuente: Archivo
General de Indias).
Tumeremo
histórico
Tumeremo, pueblo donde sus
habitantes conviven una vida con sabor cálido, su tono ardido y genuino de lo
que está a las puertas de lo inesperado. El Tumeremense siente y convive con
una temperatura y una prisa que exaltan y que lleva al prodigio de haber nacido
en una tierra llena de gracia, cuyas virtudes y bondades encumbran al don de la
naturaleza. Las miradas, vueltas a la corriente que camina rumbo al mar, por el
derrotero azul de sus ríos que nos remotan a las selvas desafiadoras, hacia la
montaña cargadas de tesoro y de hechicerías, hacía los torrentes intocados,
hacia las llanuras ilimitadas, hacia las tierras todas por donde se tendrán las
rutas definitivas de lo por venir.
Por
estas calles de Tumeremo se respira y se vive un eco de pisadas libertarias.
Justamente en el ardor inquebrantable de la patria, el 7 de mayo de 1892, se
produjo un movimiento militar y político, (inicio
del movimiento Legalista en Tumeremo.
Movimiento
militar liderado por los Generales
Domingo Antonio Sifontes, Antonio Zerpa, Amador Ortega (con el cual me unen
lazos de consanguinidad ya que fue el progenitor de mi señora madre América Velázquez,
Tumeremense de pura cepa, ya fallecida), y los coroneles Pedro L. Machado y
Antonio Zapata. Tumeremo fue
ocupado militarmente, avanzaron hasta El Callao y Guasipati, capital del
Territorio del Yuruari. Una vez establecidos en El Callao, constituyeron en esa población lo que se conoció más adelante como “La División Roscio.-”
En ese Tumeremo histórico se
acurrucan en la juntura de los quicios las expresiones vitales del Libertador
del Sur, el General Domingo Antonio Sifontes, que sin lugar a dudas perduran en
el sentimiento de todos los nativos de este terruño, los que aún en cuerpo y
alma sienten el ánimo de aquella faena polico-militar conocida como “El Incidente del Cuyuni”, ocurrida el 2 de
enero de 1895.
Rómulo
Gallegos en la Avenida Sifontes
Dentro de esa vivencia histórica es necesario resaltar, la
presencia en Tumeremo del escritor Don Rómulo Gallegos. Fue el 06 febrero de 1931, en la emblemática avenida Sifontes, donde
se sentó a escuchar a los pulgueros la extraordinaria leyenda del “Dios
Canaima”, lo que simboliza que la maravillosa novela “Canaima”, nació en la
avenida “Sifontes. Por cierto que dicha avenida se aferra a los designios
inexorables del tiempo.
Es necesario resaltar que la
hoy la llamada avenida Sifontes”,fue construida en el año de 1923, el jefe
civil para ese entonces General Wenceslao Casado, acordó la construcción de la
señalada avenida, y a tal efecto le encomendó la obra al agrimensor José Rafael
Figarella, mejor conocido como el bachiller Figarella, el mismo que delimitó
los ejidos municipales. La obra fue inaugurada el 24 de julio de 1924, el jefe
civil para rendirle pleitesía al presidente de la Republica, la denominó
Avenida Benemérito “General Juan Vicente Gómez”.
Hoy sus predios han sido mutilados ante la
mirada abyecta de los que no tienen un mínimo conocimiento de la historia de
Tumeremo. Es hora que se rescate nuestra avenida Sifontes, y, por consiguiente
que las autoridades municipales la declaren “Patrimonio Histórico”. Existen las
razones autenticas, para redimir ese espacio que nos retrae el recuerdo
perdurable que identifica a Tumeremo como pueblo de aventuras y ventureros
Un
radio en “El Puñado de Rosa”
La segunda guerra mundial
estaba en pleno desarrollo. El pueblo
estaba totalmente desinformado de los acontecimientos que ocurrían del otro
lado del planeta. José Figarella, dueño del Puñado de Rosa, compró en Caracas un
radio, y lo instaló en el interior del local, sintonizaban la “Estación de
Londres de BBC”, emisora que cada segundo trasmitía boletines, sobre los
acontecimientos de la segunda guerra mundial.
Hombres y mujeres se
aglomeraban en el interior del local, prestos a escuchar las noticias sobre el
acontecimiento bélico.
El volumen de gente, era más
numeroso, el local resultaba insuficiente. Figarella, resolvió instalar una
enorme corneta conectándola a un cable, instalándola a un madero que fijó en la
parte derecha del redondel de la Plaza Bolívar. Como era de costumbre, la gente todas las tarde acudía a la Plaza
Bolívar, a escuchar el reporte emitido por la estación de Londres de BBC”.
Cabe destacar que en este
emblemático lugar (el Puñado de
Rosa) Rómulo Gallegos, quien en la oportunidad que visitó a Tumeremo, pueblo
este, donde comenzó a escribir su extraordinaria novela Canaima, tomando
apuntes en “El Puñado de Rosa”. Allí conoció
a Domingo Fuenmayor, el minero que trajo de las minas de Payapal tres quintales
de oro, y en una fiesta de carnaval, en
vez de jugar con serpentina, jugó con oro, lanzándolo por las calles de
Tumeremo. Este señor Fuenmayor fue quien le dio datos a Gallegos para escribir
su novela Canaima.
El Puñado de Rosa estaba
ubicado en la calle Miranda, frente a la plaza Bolívar de Tumeremo, justamente
donde actualmente reside la honorable
matrona doña Carlota Hernández de Camacho, quien por cierto durante muchos años
ejerció la odontología.
El
Conde Cattaneo y el General Angelito Lanza en “Las Chicharras”
Nuria, con su imponente
serranía, era el sitio ideal, donde el hombre, fugitivo de la justicia, se
enconchaba para asegurar su existencia, y de esta forma burlar la persecución
de la dictadura gomecista.
Nuria, con su zigzagueante
altiplanicie cubierta por esa inmensa selva, escenario creado por la magia de
la intrincada frondosidad, que se pierde en
la lejanía, es testigo mudo de la presencia de la figura legendaria del
Conde Cattáneo (Antonio Gastón Cattaneo Quirin conde de Cedrano). Personaje que
dedicó buena parte de su vida a la defensa de nuestro territorio.
En el sitio conocido como “Las Chicharras” donde se libró la gran pelea por el dominio de la Pica
hacia la Guayana Inglesa, donde General
“Angelito Lanza”, se alzó contra el gobierno del General Juan Vicente Gómez,
derrotando al General Marcelino Torres, quien para ese entonces fungía como
Gobernador del Territorio del Yuruari, hecho ocurrido en el año de 1914.
Cabe resaltar que en esa
acción militar participó el Conde Cattaneo, cuya actuación militar fue definitivo para que el movimiento militar
conocido como “La Angelitera” resultara vencedor.
Con esa victoria se
consolidaba la posición necesaria para garantizar la presencia en Tumeremo del
General El Mocho Hernández.
La
personalidad del Dr. Miguel Emilio Palacios
El Dr. Miguel Emilio
Palacios, nativo de Calabozo, Estado Guárico, nieto en tercer grado de doña
María Concepción Palacios y Blanco (madre de El Libertador Simón Bolívar), doctor
en Ciencias Exactas e Ingeniero Civil de Minas, cuyo nombre ocupa sitio
prominente en nuestra Patria por haber sido el más esforzado y estudioso
profesional en la materia de minería, que ha dejando una obra fecunda, útil y
por cierto muy aprovechable en los actuales momentos. Fue llamado por el Dr.
Raimundo Andueza Palacios, Presidente de la República y primo hermano del Dr.,
Miguel Emilio Palacios, para que hiciera un recorrido en la línea fronteriza
comprendida entre la Guayana Británica y la Guayana Venezolana, y realizara
estudios geológicos en toda la zona.
El Dr. Miguel Emilio Palacios, hizo suyo a Tumeremo como su
tierra natal. En 1925, la Municipalidad de ese entonces, en reconocimiento a
este ilustre venezolano, honrró con su nombre la primera escuela de varones
fundada en Tumeremo. Como la mayoría de
los sabios, de los hombres buenos y probos, el Dr. Palacios murió pobre y
ciego, a las once de la mañana del 31 de diciembre de 1931, sus restos están
enterrados en el cementerio local, y su mausoleo en el total olvido.
El
muerto de la Carata
Con el Muerto de la Carata
entramos en el reinado tenebroso de los fantasmas y de los duendes. La selva ha
sido siempre superabundante en estos habitantes misteriosos, y a lo largo de
los ríos que atraviesan nuestros grandes bosques aún vírgenes, van floreciendo
las leyendas, en intrincada maraña, y hermanan y combinan, en gestos
extraordinarios, las que enseñaron los indígenas a los primeros blancos con las
que estos se han ido acumulando después y
con las que han culminado al calor de los hechos tan frecuentes en las
latitudes del prodigio.
Acumulados en el acervo
histórico de este pueblo existen hechos que nos marcaron y no se trata de una
preferencia caprichosa, sino de un sentimiento complejo y hasta doloroso,
Tumeremo, apoyó, con recursos al General en Jefe Manuel Piar, en su proeza
libertaria en la batalla de San Félix.
En esta fecha, cuando el
pueblo cumple 232 años de su fundación,
los nativos de Tumeremo, caminan bajo una brisa recia que de cuando en cuando
levantan nubes arenosas que requiebran su economía lugareña, lo que hace pensar
en que el Municipio Autónomo General Domingo Antonio Sifontes, no ha logrado
ese dominio generalizado llamado desarrollo sustentable.
La
Mano Negra en Tumeremo
En los albores del año de 1920, el General Pedro
José Fernández Amparan, fijó su centro de operaciones militares en la finca de
su propiedad denominada “5 Reales” (hoy conocido como Chuponal); esta finca se
ubicaba en la parte derecha del camino que conduce de Tumeremo con los límites
del otrora Territorio Delta Amacuro.
La plaza Bolívar de Tumeremo, era el centro ideal
donde se desarrollaban las tertulias políticas. Eran las seis de la tarde, del
día 20 de junio de 1920, el General Alamilla Ramos, Jefe civil de Tumeremo, y
todos sus sequitos se encontraban reunidos frente a la jefatura civil, se
presentó el negro Otiliano, quien fungía como espaldero de confianza del
General Fernandez, delatándolo e indicando el sitio donde se encontraba el
General Fernández
Alamilla Ramos, envió un piquete de 12 hombres
armados de máuseres al mando del Coronel Alejandro Noguera Blanco, entre
ellos un individuo llamado Manuel
Domínguez, quienes tenían órdenes de capturar
o en caso de resistencia pasar por las armas al General Juan Fernández
Amparan.
La noche oscura y tenebrosa del 22 de junio de 1920
envolvió con su manto el vil asesinato del General Juan Fernández. Las
cabalgaduras y el tropel de los caballos se hicieron sentir en los predios de
la finca “5 Reales”.
El General Fernández, estaba acostado en un
chinchorro, cuando imprevistamente, los esbirros del régimen dispararon
asesinando a mansalva al bizarro General.
El cadáver del General Juan Fernández Amparan, fue
lanzado a una carreta tirada por una mula. La carreta con su lúgubre cargamento
fue aparcada al pie de una mata de mamón que está ubicado frente a la plaza
Bolívar de Tumeremo. Árbol que aún permanece en pie como evidencia de uno de
los crímenes más horrendos ocurridos en el siglo pasado.
Alamilla Ramos, ordenó que esa misma noche, se
procediera a sepultar, los restos del
General Juan Fernández Amparan.
Pedro Andrés Cova, quien se desempeñaba como Juez de
Tumeremo, conoció de la causa, el gobierno presionó al Magistrado al extremo
que este se vio obligado a paralizar la
causa y proceder a su archivo.
El Magistrado dictó decisión, argumentado que por
falta de impulso procesal el expediente debería ser archivado. De esta
forma, el asesinato del General
Fernández, quedo impune y sus autores, sin recibir las sanciones penales
El asesinato del General Juan Fernández Amparan,
produjo reacciones de disgusto y cólera en la sociedad tumeremense. Un grupo de
compañeros se organizaron para vengar la muerte del General Fernández,
surgiendo lo que se conoció en Tumeremo como “La Mano Negra”.
Ahora bien, en los predios pueblerinos se
comentaba que las hermanas Montenegro
familia muy cercanas al General asesinado, fueron las que organizaron esta
cofradía para desagraviar el crimen del General Fernández.
A los pocos días de haber ocurrido la muerte del
General Fernández, una soleada mañana los habitante de Tumeremo, fueron
sorprendidos, que en las paredes de las casas, apareció una leyenda que
decía:”la mano negra vengará la muerte del General Pedro José Fernández Amparan.
No transcurrieron muchos días. La mayoría de las
personas que actuaron en el asesinato del General Fernández, fueron apareciendo
una por una ejecutadas. Los autores de esta venganza dejaban pintada en el
pecho de la victima una mano negra, en señal de haber cumplido con su cometido.
Con relación a Manuel Domínguez, quien formó parte
de la comisión que asesinó al General Fernández, este temeroso que la mano
negra lo ubicara, se escondió en el caserío “La Bomba”, donde más tarde fue
ubicado y posteriormente ejecutado.
El Coronel Alejandro Noguera Blanco, evadiendo a la
mano negra se marchó para Caracas, a los pocos días de haber llegado a la
capital, apareció muerto con la marca en
el pecho de la mano negra.
Cabe destacar qué el panteón de este valeroso
General estuvo ubicado en la entrada de
cementerio de Tumeremo, lamentablemente sujetos inescrupuloso profanaron
su tumba. El nicho del General Juan
Fernández Amparan fue extraviado de su lugar de descanso.
Se
cambian costumbres, culturas y hábitos
Lo cierto es que el Tumeremo
de antaño continúa transitando por una vereda con muchos vericuetos. Tumeremo,
al arribar a un nuevo aniversario de su fundación, tropieza con un
acontecimiento inusitado, al pasar de un pueblo pastoril, cuando sus habitantes
vivían del pastoreo de bovinos, caballos, ovinos y caprinos, así como de los
cultivos agrícolas, enraizando las familias a una convivencia de marcada
amistad.
Que hasta tiempos recientes, el pueblo en general llevaba
una vida familiar compartida, sin violencia, ni egoísmo. Era un pueblo
verdaderamente vivible, atrayendo gente de bien, fundando distinguidas
familias, dejando como testimonio patrimonial, apellidos distinguidos, algunos
de los cuales fundaron núcleos familiares fuera del pueblo, extendiendo así el
abolengo Tumeremense.
Hoy en la
ciudad y en los campos, la idiosincrasia se viene transformando radicalmente. En
otro orden de ideas, se cambian costumbres, culturas y hábitos.
Los campos se están quedando
solos. Las pocas ganaderías y explotaciones agrícolas que subsisten, se
encuentran sin trabajadores. Aunque los productores vienen mejorando los
incentivos para la mano de obra, no encuentran trabajadores para contratarlos.
La respuesta que se encuentra
en cualquier lugar, dentro y fuera de la ciudad y los campos, es que los
tradicionales obreros agrícolas se han marchado hacia las minas de oro,
atraídos por los altos precios que hoy tiene este metal.
Tomando en cuenta que buena
parte de la población, especialmente los jóvenes, se van a la mina, a probar
nueva suerte, y admitiendo que la cultura aurífera difiere mucho de la cultura
agrícola y pecuaria, explica por sí misma, el evidente cambio que se observa en
todos los niveles. La transición de una cultura a otra, infiere motivaciones
conflictivas, ambiente este que se complica con la compleja situación política
que vive el país, de la cual los habitantes de Tumeremo no podemos ser
indiferentes.
Muchos son los factores que
afectan el desenvolvimiento cotitidiano de los tumeremenses, y ese no es otro
que el violento cambio social, que día a día tienen que enfrentar los
habitantes del Municipio Sifontes.
Sin embargo, podemos entender que la conflictividad que
vivimos, se inserta en los procesos históricos
que tienen que transitar los pueblos y los países, cuando se proponen
avanzar y desarrollarse.
No se concibe que un pueblo,
a través de los años, lleve un nivel de vida de mucha tranquilidad o de mucha
violencia, Tiene que vivir etapas, dándose el caso de los pueblos que aprenden
del sufrimiento. El conflicto que
vivimos hoy, para el cual no estábamos preparados, tenía que presentarse algún
día.
Resulta interesante que un
pueblo viva sus etapas, con sus propias
características que cada una le imponga, implorando al Altísimo la adopción de
un importante grado de comprensión y tolerancia. Y como lo define una enseñanza
del optimismo: ¡No te rindas!
El Tumeremo cumpleañero,
requiere de una visión mística del futuro y por supuesto que la politiquería de
oficio inspire la confianza que el pueblo exige, Es oportuno elevar votos a nuestra excelsa
patrona Nuestra Señora de Belén, a que ilumine a nuestros gobernantes, para que
el rayo de “la Luz Divina” los irradie y los conduzca por el sendero del
entendimiento y la razón.
Unamos voluntades,
conciencias y ofrezcamos ese sincero y tenaz apoyo para que el Tumeremo
cumpleañero, obtenga de sus hijos una acción positiva de solidaridad y la
conjunción de la palabra, ética, viva, y
honrada, que se requiere en estos cruciales y difíciles momentos que vive la
Patria de Bolívar.
Rechacemos ese concepto negativo e incandescente que adolece en las
arcadas del tiempo y puntualicemos a Tumeremo con la mirada recia hacia un
futuro promisor. Sin embargo no podemos ocultar que este terruño nos duele, y
que no se convierta en un cuarto oscuro donde no se piense, mucho menos se reflexione para no tropezar a cada rato
con nuestra ignorancia, con nuestra propia indolencia, con nuestros propios
conformismos, con nuestra intolerancia y falta de solidaridad, siguiendo así en
las tinieblas del alma adormecida.-
Tumeremenses, no dejemos que
nuestro terruño siga siendo un fragmento solitario que no haga reflexionar ni
meditar a nadie. Encendamos esa luz pequeña pero al que al inicio, se va
agigantando hasta iluminar los horizontes y fronteras para formar, audaces,
capaces, honestos y dignos hombres que vayan ascendiendo por los caminos del
entendimiento y la racionalidad.-
Concluyo con una frase de
Napoleón Bonaparte cuando dijo:”Aquel que no conoce su historia está condenado
a repetirla” y el filosofo español Jorge Agustín Ruiz de Santayana afirma:
“Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”.
Agradezco sinceramente a
todos ustedes por haber tenido la gentileza y la paciencia para escuchar parte de algunos
fragmentos más resaltantes de la historia de Tumeremo, un pueblo que vive y
palpita ansiado en un destino de grandeza.