miércoles, 23 de marzo de 2016

AQUI TUEREMO


AQUÍ TUMEREMO

Rafael  “Chino” Velázquez

Rafael.velazquez.a@gmail.com

 

Jesús juzgó, condenó y perdonó

La ley era clara. Y la actuación de Jesús era una actuación contra la ley. Por eso, aunque se tratara de curar a un enfermo, la curación se convertía en un hecho delictivo. ¡La ley no lo permite ¡

Ahora bien, para que se creara este despertar de la conciencia colectiva del pueblo en solo tres años de actuación de Jesús tuvieron que acontecer muchas cosas. Y muchas cosas acontecieron realmente. Nosotros solamente conocemos algunas. Quizás solo la más espectacular. Pero quizás también las menos efectivas. La espectacularidad no se equipara a la efectividad. La espectacularidad es quizás la explosión circunstancial de algo que día a día viene creciendo en la conciencia del pueblo.

Lo cierto es que durante tres años Jesús recorrió los campos de Judea. Pueblos y ciudades tuvieron conocimiento de su voz. Los samaritanos le dieron alojamiento. Sé entrevisto con personas de todas las categorías sociales: altos personeros judíos, funcionarios romanos, centuriones, gente de baja calaña, viudas, huérfanos, pescadores, gente del campo, niños, enfermos, endemoniados, mujeres, hombres, pecadores…Todas las categorías sociales toparon en su camino. Y a todas las trato en su justa medida. A los humildes les dijo: “Déjenlos que acerquen a mi”. Y a los soberbios los expulso de su lado. A Herodes le mando un recado provocativo: “Díganle a ese zorro…..”

Y le acecharon. Los fariseos montaron guardia para mirar “sobre la forma de cazarle en alguna palabra”. En su predicación había gente sencilla, en busca de una palabra de consuelo, de una palabra de paz, y quizás también de algún alimento. Pero, por lo mismo estaba la gente infiltrada: espías.

Es curioso el perdón de Jesús. Aquellas personas  a quienes nadie perdonaba, Jesús las perdonaba. Y se lo echaron en cara: “como y es amigo de pecadores y prostitutas”. Anduvo con todos, pero sus favoritos fueron “el desecho de la sociedad”. Es decir, se muestra el ser más humano que haya pisado tierra inhumana.

Y sufre. Sufre el hambre: Y después de estar si comer durante cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre”. Y cuando el camino era largo le vencía el hambre, la sed y el cansancio:”Cuando salieron de Betania, tuvo hambre y, viendo a lo lejos una higuera cubierta de hojas, fue a ver si encontraba algo. Se acercó, pero solo tenía hojas, ya que todavía no era tiempo de higos”. Mucha hambre debió tener Jesús, porqué se enfado con la higuera, a pesar de no ser tiempo de higos: Que nadie coma jamás fruto de ti”. Jesús sabía afrontar el peligro. Cuando  anuncio a sus discípulos la enfermedad de Lázaro y su intención de ir a visitarle, los discípulos quisieron hacerle desistir de aquel viaje: “Maestro, hace poco los judíos querían matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir? Y se fue.Aceptaaba el peligro cuando el peligro  debía ser aceptado.

Y por ser normal, lloró.Lloro al ver la ciudad, aquélla ciudad grandiosa de Jerusalen, donde se reunían todos los vicios y todas las virtudes de las grandes ciudades, dónde la miseria y la riqueza se deban la mano como una caricatura macabra.

La anterior parábola coincide con el desconsuelo que tiene que afrontar el pueblo de Tumeremo, cual Jerusalén imbuida en el duro trajinar de una irreverente aflicción fruto de la descomposición social. El Municipio Sifontes nos está llamando suplicante ¡.Nuestras comunidades requieren nuestro esfuerzo solidario! Nuestras autoridades aun honestas y trabajadoras, nos tienden la mano, para pedir apoyo !.Nuestras zonas de fronteras, siempre desguarnecidas y olvidadas, exigen autoridad bien concebida y ejercida, y nuestro caro gentilicio, ordena identidad para que no se siga diluyendo nuestra esencia y nuestra conciencia de hombre sanos, de buenas costumbres y de fe y brega diaria….No lloremos a Tumeremo, como Jesús lloro a Jerusalén…..!  

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