martes, 2 de agosto de 2016

AQUI TUMEREMO


AQUÍ TUMEREMO

Rafael “Chino” Velázquez

Rafael.velazquez.a@gmail.com

 

Leopoldo Sucre Figarella “ El visionario”.

 

 

En Tumeremo,  emporio aurífero de nuestra prodigiosa Guayana, tierra de misterio y leyenda, nace un primero de agosto de 1926, Leopoldo Sucre Figarella, cuya vida, se distinguió dentro de ese paradigma de alteza moral, demostrando en todo momento una actuación enmarcada en la ley, con una rectitud integral que nada ni nadie pudo quebrantar nunca, ni aún en su influido carácter impulsivo, proclive de arrebatos en circunstancias políticas, Leopoldo Sucre Figarella, conservó una extraordinaria rectitud de hombre probo.

Hijo de José Manuel Sucre e Inés Matilde Figarella. Obtuvo el título de ingeniero en la universidad Central de Venezuela, destacándose como un brillante profesional al servicio de Obras Públicas (M.O.P).-

Con la caída de la dictadura en el año 1958, Leopoldo Sucre Figarella, es llamado por su partido Acción Democrática, y forma un equipo con el presidente Rómulo Betancourt, quien lo designa luego de ganar las elecciones de 1959 Gobernador del Estado Bolívar, desde donde impulsó el nacimiento de Santo Tomé de Guayana, hoy Ciudad Guayana, obra cimera del Presidente Betancourt.

Leopoldo Sucre Figarella, una vez graduado de ingeniero civil, incursionó en la industria de la construcción, como empleado, supervisor y demás hasta hacerse de sus propias empresas, frente a las cuales estuvo hasta que ingresa al mundo de la política.

Su reciedumbre como persona, como profesional y como empresario, lo lleva a atender propuestas que le formulan los gobiernos del inicio de la democracia. Su estreno en la administración pública comienza con el ejercicio  de gobernador de Bolívar, cargo que era asignado por el presidente de la república. En adelante, ejerce como ministro de varios ministerios, destacándose como el mejor, cuando ejerció el cargo de ministro presidente de la CVG.  De allí en adelante comienza a hacerse conocer como un gran ejecutivo de la cosa pública.

La región de Guayana la recorre de punta a punta, conociendo de sus  apremiantes  necesidades y de las posibilidades de inversión para el desarrollo. Se pone al frente del despegue de las industrias básicas de Puerto Ordaz. Resultó impresionante observar el gran desarrollo que alcanzó Puerto Ordaz, desarrollo éste que irradiaba al resto del estado Bolívar, llegándose a lo que se llamo “pleno empleo”, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Era tanta la inversión y el desarrollo que hubo en Caroní, que toda la mano de obra ordinaria y especializada quedó empleada y como hacía falta emplear más trabajadores, el gobierno tuvo que traer mano de obra de los países vecinos.

El éxito del ministro Sucre Figarella fue de tal magnitud que las empresas básicas de Guayana abastecieron el mercado interno e iniciaron las exportaciones de productos del hierro, el aluminio y otros, llegándose a exportar, inclusive, productos agropecuarios.

En poco tiempo, Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar se convirtieron en ciudades modernas. Los pueblos del interior también recibieron su importante cuota de inversión. La trocal 10 fue totalmente reasfaltada y fue asfaltada la carretera de la Gran Sabana hasta la entrada a Brasil.

Muchísimas obras de Guayana y del Sur de Venezuela simbolizan al ministro Sucre Figarella, como por ejemplo, los pinos  de Uverito y Chaguaramas, el embalse de Guri, las empresas básicas de Guayana  –-que ahora estén quebradas es otra cosa---, la autopista de Upata, acueductos en casi todas las ciudades y pueblos de Bolívar, amplias redes de electrificación a poblados y hatos, moderno aeropuerto de Puerto Ordaz.

Todas estas obras y gigantesco desarrollo promovido y ejecutado por el ministro Sucre Figarella, fue posible gracias a la visión que tuvo de que la inversión debe ser grande y bien ejecutada.    

                        

 

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